Albahra 2015

¡Albahra (cadabra)!  Y chimpún. La chica partida en dos, la gente apasionada con ojos desorbitados. Estupefacción. Alegría. Ya nadie quiere perderse el final. Albahra. Estupendo vino. La misma sensación tuve yo con este vino. Estupefacto. Feliz. Incredulidad. Euforia. Si hasta salí con él al aire, apuntó de gritar: ¡Qué esto es garnacha tintorera! ¡Qué lo es cojones! 

Pero retrocedamos un momento. El momento antes de salir a hacer el energúmeno, el momento antes de echar el vino cuello abajo. La sorpresa antes de oler o mirar el color. La incipiente necesidad de abrir la botella o la pelea (poca esta vez) con el lacre. Si, centrémonos en esa etiqueta. Ese amarillo chillón con las letras impresas. Albahra. 
Vinazo de la gente de Envinate, compendio de jóvenes valores del mundo enologico a tener en cuenta. Si no, vosotros sabréis. Si queréis más info, pues tirad de este link del gran Mario. Yo me centro en el vino. Vino almanseño. Almansa, Albacete. Vino mediterráneo y no como los anuncios de cerveza. Como el terruño donde nace. garnacha tintorera aka Alicante bouschet. Garnacha diferente. Más gruesa que la tinta. Más extractiva, ya que por dentro también es tinta. Más opulenta. Hasta hoy. Hablamos de un varietal hasta la fecha que da vinos gruesos, cargados de fruta y bálsamos. Para hacerle un símil, recuerda a veces a la monastrell. Hasta la fecha, claro. Y es que últimamente hablamos de expresión, terroir, etc. Pero existe el enólogo, vinificador, winemaker, y la vinificacion. Quedaos el dato. Uno debe buscar la expresión varietal tal y como le parece. Pero parece ser que yo nunca dejaré de sorprenderme ni de alegrarme. Estos vinos son lo que necesita este país. Expresión y carácter. Voy a dejarme ya de onanismo mental y vamos al vino. 
Capa media baja, de un bonito rojo picota con reflejo rubí y menisco violáceo. Ligero teñido de balón al paso, que deja una gruesa lágrima de lenta caída. Las lilas se abren paso por tus fosas nasales. Se acompaña de frutas del bosque y algo de manzana fresca. Suaves y delicados balsámicos, arropados por un deje ahumado y mineral. Paso firme por boca, elegante, descarado. Carga de acidez que arranca saliva. Saliva que transporta a un mundo de frutillos rojos con un punto goloso. Te paras. Te llena. Terciopelo chillón. Grosor y finura. Vuelta de tornillo a este varietal. Expresión, sin extracción, pero con todos los matices de este. 
¿Magia? No, buen trabajo oigan.

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