Nude. Desnuda. Tintilla de Rota que derrota la dictadura de la madera en su zona, Jerez. Guarda noble ajustada a los vinos del sur, que no guarda relación con este vino. Sin denominación pues no se puede amparar en ella. Se denomina nude, pues se nos presenta tal cual, sin nada más que el jugo fermentado de tintilla. Vino de la tierra de Cádiz criado al sol y la tierra de viña Gibalbin de Barbadillo, bodega centenaria y legendaria de Jerez y Sanlúcar de Barrameda. Una de las grandes que están espoleando y revolviendo el polvo en Jerez, no han abandonado la mesa y el torno, pues la vejez los identifica, pero si han limpiado mucho polvo y puesto manos a la obra. Prueba son Pastora, la primera manzanilla pasada en rama, las sacas estacionales de Solear o Arboledilla, esas manzanillas al abrigo y amparo de dos vientos.
Con Nude lo vuelven a hacer, si me permiten y como exaltado winelover, ¡un vinazo! Es de esos que sorprenden al primer trago a mí, personalmente, mucho. Disfrutable como pocos, especial e incluso llegando a la rareza. Me trajo lo que añoro en otros, recuerdos de niñez. De esas cerezas maduras cogidas del árbol, esa infancia subiendo a Torrelles de Llobregat con las Torrot, Orbea y Amat (¡chúpate esa Indurain!). Esos monstruos de veinte kilos que nos llevaban a bosques de árboles, repletos de cerezas. Gordas, maduras, en plenitud jugosa. También a ese practicante que, tras el pinchazo, nos regalaba un caramelo rojizo de sabores quimicante afrutados. O ir al bar de la Sole, a por caramelos de Cubalibre, cinco a tres pesetas… Disfrutar con algo tan cálido, 14’5 son sus grados, y que traiga tan cálido recuerdo. Ojo que es amplio y refrescante, con un rabino (???) aterciopelado y una explosión de sensaciones a describir. Pero mejor me quedo con los recuerdos, pues estos vinos es lo que los hace especiales.
No perdáis más tiempo, corred a por él insensatos.
Nude. Desnuda. Tintilla de Rota que derrota la dictadura de la madera en su zona, Jerez. Guarda noble ajustada a los vinos del sur, que no guarda relación con este vino. Sin denominación pues no se puede amparar en ella. Se denomina nude, pues se nos presenta tal cual, sin nada más que el jugo fermentado de tintilla. Vino de la tierra de Cádiz criado al sol y la tierra de viña Gibalbin de Barbadillo, bodega centenaria y legendaria de Jerez y Sanlúcar de Barrameda. Una de las grandes que están espoleando y revolviendo el polvo en Jerez, no han abandonado la mesa y el torno, pues la vejez los identifica, pero si han limpiado mucho polvo y puesto manos a la obra. Prueba son Pastora, la primera manzanilla pasada en rama, las sacas estacionales de Solear o Arboledilla, esas manzanillas al abrigo y amparo de dos vientos.
Con Nude lo vuelven a hacer, si me permiten y como exaltado winelover, ¡un vinazo! Es de esos que sorprenden al primer trago a mí, personalmente, mucho. Disfrutable como pocos, especial e incluso llegando a la rareza. Me trajo lo que añoro en otros, recuerdos de niñez. De esas cerezas maduras cogidas del árbol, esa infancia subiendo a Torrelles de Llobregat con las Torrot, Orbea y Amat (¡chúpate esa Indurain!). Esos monstruos de veinte kilos que nos llevaban a bosques de árboles, repletos de cerezas. Gordas, maduras, en plenitud jugosa. También a ese practicante que, tras el pinchazo, nos regalaba un caramelo rojizo de sabores quimicante afrutados. O ir al bar de la Sole, a por caramelos de Cubalibre, cinco a tres pesetas… Disfrutar con algo tan cálido, 14’5 son sus grados, y que traiga tan cálido recuerdo. Ojo que es amplio y refrescante, con un rabino (???) aterciopelado y una explosión de sensaciones a describir. Pero mejor me quedo con los recuerdos, pues estos vinos es lo que los hace especiales.
No perdáis más tiempo, corred a por él insensatos.
Nude. Desnuda.
Tintilla de Rota que derrota la dictadura de la madera en su zona, Jerez. Guarda noble ajustada a los vinos del sur, que no guarda relación con este vino. Sin denominación pues no se puede amparar en ella. Se denomina nude, pues se nos presenta tal cual, sin nada más que el jugo fermentado de tintilla. Vino de la tierra de Cádiz criado al sol y la tierra de viña Gibalbin de Barbadillo, bodega centenaria y legendaria de Jerez y Sanlúcar de Barrameda. Una de las grandes que están espoleando y revolviendo el polvo en Jerez, no han abandonado la mesa y el torno, pues la vejez los identifica, pero si han limpiado mucho polvo y puesto manos a la obra. Prueba son Pastora, la primera manzanilla pasada en rama, las sacas estacionales de Solear o Arboledilla, esas manzanillas al abrigo y amparo de dos vientos.
Con Nude lo vuelven a hacer, si me permiten y como exaltado winelover, ¡un vinazo! Es de esos que sorprenden al primer trago a mí, personalmente, mucho. Disfrutable como pocos, especial e incluso llegando a la rareza. Me trajo lo que añoro en otros, recuerdos de niñez. De esas cerezas maduras cogidas del árbol, esa infancia subiendo a Torrelles de Llobregat con las Torrot, Orbea y Amat (¡chúpate esa Indurain!). Esos monstruos de veinte kilos que nos llevaban a bosques de árboles, repletos de cerezas. Gordas, maduras, en plenitud jugosa. También a ese practicante que, tras el pinchazo, nos regalaba un caramelo rojizo de sabores quimicante afrutados. O ir al bar de la Sole, a por caramelos de Cubalibre, cinco a tres pesetas…
Disfrutar con algo tan cálido, 14’5 son sus grados, y que traiga tan cálido recuerdo. Ojo que es amplio y refrescante, con un tanino aterciopelado y una explosión de sensaciones a describir. Pero mejor me quedo con los recuerdos, pues estos vinos es lo que los hace especiales.
No perdáis más tiempo, corred a por él insensatos.
P.D: Gracias Vicky por tan magnífico regalo.