¡Qué baje Dios y los vea!
En esas, me encontré llamando a Dios tras algo que sucedió. Qué no, que no está disponible, me dicen. Les digo que no teman, que lo de Génesis en Predicador es ficticio, que es una serie. Ya le pasó con el cómic, es un poco… asustadizo. Me dicen que no, que no es por eso y que le gusta mucho la serie, sobretodo Cassidy. El tema es que Dios se ha ido de enoturismo a Somontano y se ha subido a la parra. Lo entiendo, a mí me ha pasado lo mismo tras ver el suceso. Una contraetiqueta de vino.
El bueno de Jimmy Bubbles (@jimmybubbles) ha subido una foto a Twitter, supongo con el ánimo de agitar el día. Bien, pues lo ha conseguido. En ella aparecía un coupage de gewürztraminer, chardonnay y pinot noir. Esto, para los demócratas como yo, es como ponerte a Jiménez Losantos para despertarte y leerte La Razón con el desayuno. Espectáculo puro vamos. Los que me leéis, aparte de mi familia, es por dos razones. O sois muy buena gente u os interesa el mundo del vino. Para los del mundo del vino, si tenéis un mínimo conocimiento, la alineación de estas tres variedades os habrá chirriado por doquier. Está claro que en Champagne se utilizan dos para el ensamblaje de su espumoso emblema. ¿Pero las tres?
Para explicarme mejor. El coupage se elabora con una proporción de 40% gewürztraminer, 40% de Chardonnay y un 20% de pinot noir. No es un 5% de una porque me sobra una viña. Ni un 80% de una y lo otro para hacer litros. No. Ni una es un poco débil y con la otra vertebro y la tercera va de comparsa, tampoco. No le encontraba ninguna lógica. Varietales que por sí solo funcionan que te cagas. El símil sería poner a Stevie Wonder, Björk y Damien Rice a hacer una canción. Como que no. Entre dos, más o menos se entenderían, pero los tres juntos ni con Loctite.
Tras varios circunloquios mentales con mis personalidades internas, no hemos llegado a ningún lado. Así que ya que soy un porculero nato, he llamado a horas intempestivas a unos amigos que hacen vino. Ellos claro está, como son elaboradores, pues algo me ilustraran digo yo. La pregunta ha sido clara. Independientemente de ideologías de elaboración, etcétera.
Este coupage de varietales, ¿responde a alguna lógica?
El primero de ellos, muy aficionado a las comparaciones balompédicas me espeto que “esto es de entrenador vacilón”. De esos que se flipan con todo. De poner un defensa de delantero y el interior de mediocentro y viceversa. Le pido que me profundice. Pues eso, me dice. No hay lógica más que la de querer ir de raro, de profesional por encima de otros. Eso o lo ponen todo ahí porque sí. Al comentarle la denominación, me espeta que es normal. Que en esa denominación se les está yendo de las manos el tema. Yo, insistente cual Kurt Wallander, le digo que intentando razonar los dos blancos, la pinot noir me chirría. Él me cuenta que lo más seguro es que no les ha madurado, y lo ponen ahí porque la gewürztraminer lo napa todo. En este punto coincide el segundo elaborador. Misma pregunta, similares respuestas. Este otro, más moderado, me explica que quizás lo que se busca es una respuesta comercial. “Hombre -me dice-, piensa que un vino para el público en general con esos tres, suena muy goloso. ¡Tiene chardonnay, pinot noir y gewürztraminer! Es la bomba”. Nos reímos. También cree que la pinot noir estará poco madura, siendo esta la que aporte tensión al vino. Ambos igualmente coinciden en una cosa. Que el coupage es innecesario. Prescindible del todo. Entonces he vuelto a llamar a Dios. Al final me lo ha cogido el muy gachón. Al preguntarle me ha dicho: “Calla, calla, ¿tú sabes las risas que me pego con esta gente? Yo venga a darles consejitos y esto es más divertido que cuando me dediqué poner esqueletos de dinosaurios o a hacer desaparecer a los Mayas… Nunca pillareis el chiste”. Y empieza a partirse el ojete de risa. Si habéis leído bien, ya sabéis la denominación.
Llegados a estas alturas, ya ni digo ni el vino. No se merecen más que pegarme unas risas a su costa. Qué queréis que os diga. Y sino, que baje Dios… Menudo cachondo el tío.